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24-abr.-2024, miércoles de la 4.ª semana de Pascua

... no has venido a condenar, sino a salvar a dar vida y a provocar una nueva visión de Dios Padre que ama y acoge con bondad a todos los que creemos en ti

Un nuevo día nace para nosotros, nuevas experiencias y deseos de seguir adelante amando y sirviendo, dando gracias a Dios por lo que recibiremos. Nuestra misión como discípulos es amar hasta el extremo al que nos lleve la fidelidad a tu amor y mostrar —a través de esa fidelidad que Dios es Padre.

Gracias, Padre, porque nos has enviado a tu hijo único como luz, danos tu Espíritu Santo para ser portadores de luz, de vida, de salvación y para mostrar a nuestros hermanos que eres verdaderamente la luz que ilumina y la palabra que nos libera.

¿Cómo mostrar que eres es la luz del mundo, que no has venido a condenar, sino a salvar a dar vida y a provocar una nueva visión de Dios Padre que ama y acoge con bondad a todos los que creemos en ti? Que tu grito, Señor, retumbe en los oídos del corazón.

Un muy bendecido y amoroso miércoles vivido en fe y testimonio; servicio y fraternidad.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Este pasaje del Evangelio de Juan (cf. Jn 12, 44-50) nos muestra la intimidad que hay entre Jesús y el Padre. Jesús hacía lo que el Padre le decía. Por eso dice: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado» (v. 44). Luego concreta su misión. «Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga entre tinieblas» (v. 46). (…) Es la misión de Jesús: llevar la luz. Y la misión de los apóstoles es llevar la luz de Jesús. Iluminar. Porque el mundo estaba en tinieblas. Pero el drama de la luz de Jesús es que ha sido rechazada. Lo dice Juan claramente al principio del Evangelio: «Vino a los suyos, mas los suyos no lo recibieron. Amaban más las tinieblas que la luz» (cf. Jn 1,9-11). Acostumbrarse a las tinieblas, vivir en las tinieblas: no saben aceptar la luz, no pueden; son esclavos de las tinieblas. Y esta será la continua lucha de Jesús: iluminar, llevar la luz que hace ver las cosas como están, como son; hace ver la libertad, hace ver la verdad, muestra el camino por el que ir, con la luz de Jesús. (…) Jesús mismo, la luz, dice: “Ten valor: déjate iluminar, déjate ver por lo que tienes dentro, porque soy yo quien te lleva adelante, para salvarte. No te condeno. Yo te salvo” (cf. v. 47). El Señor nos salva de nuestras tinieblas interiores, de las tinieblas de la vida cotidiana, de la vida social, de la vida política, de la vida nacional, internacional... Hay muchas tinieblas interiores. Y el Señor nos salva. Pero nos pide que las veamos primero; tener el valor de ver nuestras tinieblas para que la luz del Señor entre y nos salve. (Santa Marta, 6 de mayo de 2020)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.