Es decir, uno se descubre con muchas ganas y buenos propósitos, pero teme que no sea capaz de cumplir aquello que se propone. Dicho de otro modo, nos preocupa que falte la fuerza de voluntad y la determinación para realizar las metas que nos hemos propuesto.
No basta tener la meta clara (esto es, sin duda, fundamental). Hay que perseverar. El camino cristiano es largo, no una carrera rápida donde gana el más veloz. Es cierto que no todo lo podemos alcanzar con nuestras propias fuerzas, y mucho menos cualquier crecimiento en lo espiritual. Ello supone, en primer lugar, el auxilio de la gracia… pero lo primero que exige la gracia, como decía San Juan Crisóstomo, es nuestra colaboración.
Les prepongo cinco películas que, cuando una las mira, dice: «¡Ojalá tuviera esa perseverancia!». Parte de lo interesante de estas películas es que tienen también otro hilo común: son historias de la vida real. Quizás, parodiando un poco a San Ignacio de Loyola, podamos decir: si ellos lograron lo que se propusieron… ¡también yo!
1. «Men of honor» (2000)
Película basada en la historia real de Carl Brashear, quien se convirtió en el primer afroamericano en formar parte del cuerpo de élite de buzos de la Marina de los Estados Unidos. En una época de fuerte racismo, tuvo que enfrentar ese y otros obstáculos para lograr su meta. No solo fue necesario que superase la pobreza y las consecuencias de una educación limitada, sino también la oposición de muchas personas dentro de la marina norteamericana. Su determinación es particularmente alentadora, y su ejemplo supuso un gran paso para superar el absurdo racismo de la época.
2. «Pursuit of happyness» (2006)
Edificante y dramática historia de un padre que hace todo lo posible por alcanzar un empleo para poder sobrevivir y educar a su hijo. Protagonizada por Will Smith, y basada en la verdadera historia de Chris Gardner, esta película nos sumerge en el drama del desempleo y la falta de oportunidades para salir adelante. La perseverancia del personaje principal es heroica, y es realmente conmovedor el motivo que lo lleva a salir adelante: el amor por su hijo.
3. «The perfect game» (2009)
Hermosa historia de un equipo de Monterey (México) que en 1957 obtuvo el campeonato en las ligas menores de los Estados Unidos, siendo hasta el día de hoy el único en haber logrado un juego perfecto en ese torneo. La singular historia nos cuenta la hazaña de un grupo de niños amantes del baseball que superan innumerables dificultades para ir avanzando, triunfo a triunfo, hasta alcanzar la victoria. Es también una gran historia de fe. Tanto en la vida real como en la película juega un papel fundamental el Padre Esteban, sacerdote de Monterrey, quien alienta la formación del equipo e incluso los acompaña en buena parte de la gira.
4. «He worlds fastest indian» (2005)
Simpática película basada en la vida real de Ben Munro, motociclista neozelandés quien en 1967 batió el record de velocidad para motos de menos de 1000 cc3 (¡alcanzó 324.847 km/h con una motocicleta Indian!). Evidentemente tuvo que superar muchísimos obstáculos y desafíos para alcanzar esa meta. Un aspecto interesante de esta película, cuyo protagonista es Anthony Hopkins encarnando a Munro, es la personalidad del personaje principal. Su simpatía y bondad van conquistando a la gente a su alrededor, y él se deja ayudar con alegría. Fundamental para comprender que la perseverancia puede ir acompañada de buen humor y benevolencia. No tenemos por qué alcanzar nuestras metas a costa de las personas que se encuentran a nuestro alrededor.
5. «Soul Surfer» (2011)
«Soul Surfer» es una esperanzadora película basada en un hecho real de la vida de Bethany Hamilton, una destacada surfista cuya carrera se vio interrumpida por un accidente: mientras practicaba este deporte fue atacada por un tiburón, perdiendo un brazo. Tenía en aquel momento 13 años. Su vida es una hermosa e inspiradora historia, que recuerda todo lo que se puede lograr cuando abrimos nuestra vida a Dios y procuramos responder a su Plan, confiando en Él sobre todo cuando más oscuro vemos el camino. Para lograrlo, sin embargo, Bethany tuvo que enfrentar muchísimos obstáculos, en particular el desánimo y el sentirse limitada.
Un comentario final (importantísimo): la perseverancia, en la vida cristiana, tiene una hermana mayor a quien no debe dejar de mirar: la esperanza. Sin esperanza de alcanzar aquello que buscamos entonces tarde o temprano nuestra perseverancia falla. Por tanto, si queremos crecer en perseverancia —y sobre todo en la perseverancia necesaria para la santidad— pidamos a Dios con todas nuestras fuerzas la virtud de la esperanza.
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