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Corona de Adviento - segundo domingo

La «Corona de Adviento» tiene como característica cuatro cirios, con ella queremos expresar la alegría del tiempo de preparación a la Navidad, la luz indica el camino,…

Se inicia con la invocación inicial como el primer domingo. Luego alguno de los presentes hace la siguiente lectura:

Del evangelio según san Marcos (1, 1-2.4.7-8)

Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Sucedió como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino.» Así se presentó Juan el Bautista en el desierto llamando a todos a convertirse y a bautizarse para el perdón de los pecados. En su predicación decía: «Detrás de mí viene el que es más poderoso que yo. Yo los he bautizado con agua, pero él los va a bautizar con Espíritu Santo.» Palabra del Señor.

 

Reflexión

Hemos escuchado cómo se inició el «evangelio de Jesucristo», cómo se comenzó a difundir la buena noticia acerca de Jesús: con la predicación de Juan Bautista en el desierto. En la Biblia el desierto es el lugar donde se gesta la salvación, este es el lugar de la misión de Juan Bautista, allí surge este profeta para llamar a los hombres a la conversión, es decir, al cambio de conducta para orientar la vida según Dios. Juan Bautista se acrisoló en el desierto, por ello su voz es diferente a las demás voces y su predicación despierta esperanza. Es como si la situación de desinstalación que simboliza el desierto fuera ambiente propicio para acoger la buena noticia acerca de Jesús.

Mientras se enciende el segundo cirio, se dice la siguiente oración:

Señor Jesucristo, encendemos este segundo cirio de la Corona de Adviento para significar la misión de Juan Bautista. Confesamos que hoy el mundo y nuestra Iglesia necesitan de

profetas precursores que preparen el camino hacía ti; te pedimos que la gracia del Adviento nos haga conscientes de la necesidad de una honda experiencia de desierto, de la profundización en tu Palabra, para ser la voz que anuncia tu salvación a todos los hombres, que la espera de tu venida avive en todos los bautizados su condición de profetas. Concédenos la gracia de un experiencia profunda de discipulado para que la misión de tu Iglesia sea fecunda.

Se finaliza como el primer domingo.