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El celibato para la iglesia es una “joya brillante”

Así lo afirma el padre Gary Selin, autor del libro “Priestly Celibacy: Theological Foundations” (el celibato sacerdotal: fundamentos teológicos), fruto de una…

En declaraciones al National Catholic Register (periódico católico de mayor antigüedad en los Estados Unidos), el padre Selin indicó que muchos defienden el celibato con argumentos prácticos. “Uno de los más comunes es ¿cómo podría pagar una parroquia los gastos de un sacerdote casado y de su familia?, o ¿y si la esposa tiene un trabajo y la familia tuvo que recolocarse?”. Incluso se argumenta que el celibato “permite al sacerdote entregarse plenamente a su parroquia”, y si bien eso es cierto, “no es suficiente”, aclaró el padre Selin.

El celibato, le permite al sacerdote “ser un padre con un amor indiviso, así como pastor, sirviente y esposo hacia la Iglesia. “Un sacerdote célibe es una señal que nos recuerda que esta vida no es la única que tenemos. Somos creados para estar con Dios para siempre en el cielo, donde seremos como Dios, porque lo veremos tal como Él es”, afirmó el sacerdote.

El padre Selin estuvo en una congregación religiosa luego de participar en dos peregrinaciones a Fátima; pero luego de seis años decidió no renovar sus votos. Sin embargo, el entonces Arzobispo de Denver (Estados Unidos), monseñor Charles Chaput, lo invitó a entrar al seminario y de esta manera Gary Selin se ordenó sacerdote en 2003.

El sacerdote recordó que luego de su ordenación profundizó sobre el celibato sacerdotal en la Catholic University. “Mientras escribía mi disertación pensé: ‘no puedo creer que rico tesoro es este’”, expresó.

Además indicó que si bien es probable que la mayoría de los apóstoles hayan estado casados, “la documentación de los primeros siglos de la Iglesia nos dice que los candidatos casados para las órdenes sagradas tenían que permanecer en continencia luego de la ordenación, viviendo perpetuamente como hermano y hermana” con su esposa. “Los Padres de la Iglesia también proporcionaron razones teológicas para apoyar esta disciplina de continencia perpetua para los clérigos”.

Explicó que “con el paso de los siglos el Espíritu Santo fue estableciendo en la Iglesia la disciplina del celibato hasta que finalmente solo los hombres no casados eran ordenados”, esto se convirtió “en la tradición en la Iglesia latina”.

El celibato no es una carga, sino un don otorgado por Dios y está “protegido como un tesoro en la Iglesia latina por la ley canónica”. En ese sentido, dijo que en los seminarios se debe evaluar si el candidato tiene las condiciones para vivir el celibato. Si lo hace, es una afirmación de su vocación sacerdotal”, señaló.

Finalmente, aseguró que un sacerdote célibe puede ayudar a los esposos a ser fieles a su vocación, pues les recuerda que comparten un sacramento a través del cual ambos pueden crecer en santidad.

Además, los esposos pueden recordar al sacerdote célibe que está llamado a vivir una vida de sacrificio y no una vida confortable del soltero. “Las parejas casadas me han inspirado mucho a través de su amor sacrificial el uno por el otro, imitando el amor de Cristo por su Iglesia”, afirmó el padre Selin.