
Los santos Timoteo y Tito custodian, desde lo alto de sus torres, su comunidad parroquial
El padre Rubén Darío estaba feliz, de pies a cabeza, la comunidad muy orgullosa de su trabajo, esperaban al Cardenal para la inauguración del esperado templo, pues 27 años atrás había sido creada la parroquia.
El templo que ahora se levanta en lugar del galpón tiene dos torres, dedicadas a sus santos patrones, el frontis es piedra, como debieron ser en la época de Timoteo, caro discípulo de Pablo.
En la mitad se conserva la gran pila bautismal, cavada por las comunidades neocatecúmenas que antes estuvieron a cargo de la parroquia. Al fondo, el altar y tras él, el Sagrario custodiado por un cáliz inmenso que cubre la pared central.
En la ceremonia estuvieron presentes, además del Cardenal, monseñor Pedro Salamanca Mantilla, obispo auxiliar de Bogotá, los vicarios episcopales Alberto Ojalvo, Daniel Delgado, Julio Solórzano, Jaime Mancera y Carlos Julio López; los rectores de los seminarios mayores padres Leonardo Cárdenas y José Vicente Sandino; Ricardo Pulido, padre canciller y rector de Unimonserrate; monseñor Teófilo Tovar y sacerdotes cercanos y amigos.