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Siendo emérito es cuando más he sentido a Dios en mi corazón

El padre Cayetano Aceros Archila, originario del municipio de San José Miranda (Santander) cumplió 90 años de edad, de los cuales 59 han sido dedicados a la labor…

En la casa de retiro Mi Casa, de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, donde reside hace 15 años, el padre Cayetano nos recibió con toda su calidez y amabilidad que lo caracterizan. A pesar de haber cumplido el pasado 18 de enero 90 años, su vitalidad y vigor reflejan una vida entregada a la voluntad del Señor, lleno de paz, tranquilidad y sabiduría.

El padre Cayetano, nació el 18 de enero de 1928, en la vereda El Espinal, del municipio de San José Miranda (Santander), viene de una familia numerosa, conformada por sus padres y sus cinco hermanos. Desde pequeño mostró interés por la vocación presbiteral, debido a que su hermano mayor fue sacerdote y encontró en él un ejemplo a seguir.

En 1946 se desplazó a Ocaña (Santander), para ingresar al Seminario Menor. Pasados cuatro años, tomó la decisión de continuar sus estudios en el Seminario Mayor de la ciudad de Santa Marta. El 19 de marzo de 1958 fue ordenado como sacerdote, por el obispo de Santa Marta, monseñor Norberto Forero García.

 

Trayectoria

Después de su ordenación, el padre Cayetano fue nombrado como vicario parroquial en Ocaña, donde estuvo hasta 1962. Posteriormente, fue enviado tres años a apoyar la parroquia del municipio del Banco (Magdalena). Fueron varias parroquias del norte de Colombia en las que ejerció su labor pastoral, antes de tomar la decisión de ir a Bogotá.

Su llegada a la Capital, se dio en el año 1967. El arzobispo de Bogotá en aquella época, monseñor Aníbal Muñoz Duque, lo envió a la parroquia del Santísimo Sacramento de Ciudad Kennedy, allá estuvo nueve meses. Recuerda con satisfacción los cinco años que pasó en la parroquia Santa Teresita del barrio Ricaurte “me tocó con el padre Juan Antonio Garzón, aprendí mucho de él, estuve muy contento, muy sabroso porque compartimos el peso de la parroquia”, indicó el padre Cayetano.

En marzo de 1983, fue su incardinación a la arquidiócesis de Bogotá, indica el padre Cayetano que por sus ocupaciones, no se había preocupado por realizar esa gestión años anteriores.

Su servicio pastoral lo llevó a recorrer varios municipios, siendo párroco en Sibaté y Fosca ubicados en Cundinamarca. Lugares en los cuales se ganó el cariño y la admiración de los feligreses.

 

Sacerdote emérito

Su última parroquia fue San Victorino – La Capuchina, en el centro de Bogotá, allá estuvo desde el año 1994 al 2003 cuando cumplió la edad para ser emérito.

El padre Cayetano considera como providenciales los 15 años que lleva como emérito, en los cuales ha tenido muchas experiencias y viajes pastorales que Dios le concedió, “mientras más corren los años, se despierta la sabiduría y la experiencia pastoral que he tenido”. Siendo emérito es cuando más ha sentido la presencia de Dios en su vida “en todas las épocas de la vida, es en este momento cuando más he sentido cerca Dios que es mi Padre en mi corazón”.

Colaboró en varias parroquias de la arquidiócesis de Bogotá, en su mayoría al sur de la ciudad. Fue capellán en la Adoración Nocturna Colombiana y en la casa de retiro Mi Casa.

Ahora pasa sus días en tranquilidad y contemplación, en la casa de retiro Mi Casa, de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, donde reside hace 15 años. A los presbíteros nuevos les aconseja querer con mayor fervor pastoral el ministerio de la reconciliación, y acercar a Dios a todas las personas que lo necesiten.

Agradece al Señor por todas las bendiciones recibidas a lo largo de su vida y sobre todo el aprecio de los arzobispos y sacerdotes que siempre lo han visto como un referente y valoran su sacerdocio emérito.