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Noticias

Un corazón nuevo vence la indiferencia y conquista la paz

Día séptimo: 22 de diciembre
Signo: Un corazón

Signo:

resaltar la imagen de la Sagrada Familia: Jesús, María y José; colocar junto a ellos una imagen de dos ancianos: hombre y mujer. Ambientarlas con un cirio encendido.

 

Lectura de la Palabra de Dios Lc 2, 22- 38.

 

"Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». "Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

 

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén".

Palabra del Señor.

 

Meditación

Los ancianos Simeón y Ana, personas justas, piadosas que “esperaban la consolación”, que vivían en medio de la oración y el servicio a los demás y al Templo, creyeron en el amor de Dios y aunque vivían en una situación de opresión, confiaban que Dios realizaría su amor en favor del pueblo, y se les concedió la dicha no solo de ver el “Rostro de la Misericordia” sino también de tomarlo en brazos. Todo esto fue posible gracias a que Dios ha hecho que este amor abundante sea visible, tangible, se ha hecho rostro, tiene nombre propio: Jesús de Nazaret, esto hace que Simeón exprese: "Mis ojos han visto tu salvación", y que Ana no cese de "hablar del Niño a todos los que esperaban la redención".

Colombia tiene necesidad de “Simeones” y “Anas”, hombres y mujeres, justos, piadosos, que viviendo su servicio a los demás y a Dios hagan posible la bendición de la consolación y la redención; personas que con su espera y acción tengan la dicha de ver y tocar con sus propios brazos a Aquel que es paz y reconciliación para todos. Aquel que Simeón y Ana vieron y tocaron hoy se hace presente en el niño, en el huérfano, en el abandonado, en el anciano, en el enfermo... cuando con ellos practicamos las obras de misericordia. Tocamos la carne de Cristo tocándolos a ellos como Jesús mismo nos dice: "cuanto hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hiciste" (Mt 25, 40).

Otros mensajeros de Misericordia que no podemos olvidar y que han aparecido a lo largo de estos días de la novena son los ángeles; detengámonos un momento y pensemos en sus gestos de misericordia, los vimos trayendo gozosos anuncios, ayudando a comprender la historia de Dios, alegrándose y regocijándose por éste acontecimiento maravilloso de la Encarnación, casi como en una colaboración silenciosa, disfrutando del amor de Dios en cada instante. Estas guras nos invitan a saber disfrutar de las buenas nuevas, a ser siempre portadores de una bendición, a regocijarnos por la obra de Dios. 

Hoy, con estos dos ancianos, agradezcámosle personal- mente a Dios las misericordias que descubrimos y que Él ha hecho personalmente en nuestra vida y así como Él ha sido tan misericordioso con nosotros, nos invite a desatar una cascada de misericordia con los demás.

Adjuntamos el archivo digital de la novena de Navidad 2015 de la arquidiócesis de Bogotá, y el link para su visualización: 

http://issuu.com/directorio2014/docs/novena_de_navidad_2015_2

Las novenas serán distribuidas por parroquias. En caso que requieran más ejemplares, pueden adquirirlos en la Oficina de la Vicaría de Evangelización.

Descargue a continuación la Novena de Navidad 2015