Bendecido día y feliz amanecer, para levantarnos en tu nombre y realizar nuestras labores según tu voluntad. Cuando sufrimos profundamente tendemos a clamar: “Dios mío, ¿dónde estás?” Danos la sabiduría para buscarte y encontrarte, la fortaleza para caminar junto a Ti y una fe suficientemente profunda y firme para comprender que tú estás con nosotros incluso en las dificultades y aflicciones de la vida. Líbranos de quejarnos y de murmurar cuando las dificultades cotidianas se cruzan en nuestro diario vivir. En nuestros desiertos, susténtanos para encontrar oasis de esperanza y de fe, porque vivimos ausencias tuyas y noches oscuras, situaciones de soledad, de renuncia, de dolor. Nos cuesta entender ─en Ti, en nosotros mismos y en los demás─ las situaciones que son como piedras en el camino. Nos has enseñado que no hay Pascua sin muerte ni resurrección sin cruz. Danos la alegría y la certeza de saber que no estamos solos, sino que contamos contigo y con la presencia del Espíritu Santo que nos ilumina y nos conforta. Amén.
Nuestra Madre nos proteja y nos cubra con su Manto Sagrado. Amén.
Feliz y glorificado jueves vocacional.
