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14-nov.-2024, jueves de la 32.ª semana del Tiempo Ordinario

«El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes» (Lc 17, 21)

En el fulgor de un nuevo día, nuestro humilde corazón te da gracias por todo lo recibido, lo vivido y por todo lo que hoy nos regalarás, lo más grande: el don de la vida, la salud y bienestar, las fuerzas para servir y la fortaleza para amar. Que tu presencia nos ayude para seguir anunciando tu Reino, que no es algo dormido, sino que está siempre vivo, dinámico y siempre llegando. Haznos conscientes de que encontraremos el reino allí donde te dejemos reinar a ti, y dejemos que tu justicia, amor y paz ocupen el lugar de nuestras dificultades. Danos tu Espíritu de amor para que seamos capaces de hacer accesible a muchos que el reino de Dios está entre nosotros, que ha irrumpido en tus palabras y acciones, en los signos que evidencian tu presencia entre nosotros. Escucharemos tu voz y la pondremos en práctica. Hoy te pedimos que actuemos en medio de la humildad, la sencillez y que tengamos un excelente jueves de testimonio en el amor. Amén. 

PALABRAS DEL SANTO PADRE

Jesús luego dirá: «El reino de Dios ha venido, ha llegado, está en medio de vosotros». Dios viene a establecer su señorío en la historia, en nuestra vida de cada día; y allí donde esta viene acogida con fe y humildad brotan el amor, la alegría y la paz. La condición para entrar a formar parte de este reino es cumplir un cambio en nuestra vida, es decir, convertirnos. Convertirnos cada día, un paso adelante cada día. Se trata de dejar los caminos, cómodos pero engañosos, de los ídolos de este mundo: el éxito a toda costa, el poder a costa de los más débiles, la sed de riquezas, el placer a cualquier precio. Y de abrir sin embargo el camino al Señor que viene: Él no nos quita nuestra libertad, sino que nos da la verdadera felicidad. Con el nacimiento de Jesús en Belén, es Dios mismo que viene a habitar en medio de nosotros para librarnos del egoísmo, del pecado y de la corrupción, de estas estas actitudes que son del diablo: buscar éxito a toda costa, el poder a costa de los más débiles, tener sed de riquezas y buscar el placer a cualquier precio. (Ángelus, 4 de diciembre de 2016)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.